Ben Hur: Paralelismos y transformaciones
- Jetma Vega
- 5 abr 2021
- 4 Min. de lectura
Semana Santa y los Premios Óscar son dos pretextos perfectos para disfrutar de la película
protagonizada por Charlton Heston y estrenada por primera vez a finales de la década del 50: Ben Hur. Representa de manera paralela la vida de dos hombres muy parecidos en su manera de ser: Jesús de Nazareth y Ben Hur. Este último será acreedor de una inimaginable enseñanza y transformación de vida gracias a la entrega del primero. Es imposible dejar de verlo.

La Semana Santa es para muchos un sinónimo de reflexión y conversión espiritual. El cual cuantifica sus efectos de manera excepcional cuando entra en contacto con el arte o una expresión de ella: el cine. La raíz de esta facultad que posee el séptimo arte viene del latín "movere", cuya definición en castellano se asocia a movimiento o transformación. En este caso, el movimiento del estado de ánimo del espectador hacia un sentido más reflexivo. Si se tiene que hablar de buen cine, con una temática épica cristiana y aún mejor que se encuentre posicionada entre las películas con mayores nominaciones y galardones en los Premios Óscar, éxito inigualable solo hasta el estreno de Titanic en 1997; esta es Ben Hur. Es innegable la posición que ha logrado Ben Hur en la historia del cine. Por ello, es una película que nunca debe dejarse de ver en ninguna circunstancia, más
aún si se busca reflexionar y transformar el ánimo en Semana Santa. Desde el principio, se puede asumir el sentido que adquiere la trama central de la película.
Esto porque empieza con el nacimiento de Jesús de Nazareth en un pesebre y la llegada de los reyes magos al lugar del gran acontecimiento. Paralelamente a Jesús, comienzan a tejerse los hilos de la vida de Judá Ben Hur, el protagonista; quien, por otro lado, tiene una gran amistad con Messala, a quien le demuestra su afecto incondicional con efusivos abrazos.
No obstante, la amistad, el conflicto de la película se manifiesta con la ambición de Messala, quien busca el poder en Roma; con este fin, intenta convencer a su hasta entonces amigo Judá a volverse contra Judea; por el contrario, él prefiere perder la amistad de Messala antes que traicionar a su pueblo.
Con la idea de que ahora Judá es su peor enemigo, Messala consigue la excusa perfecta para aprisionarlo y hacerle pagar una condena injusta junto a su madre y a su hermana Tirzah. En su nueva condición de esclavo, Judá es víctima de muchas atrocidades; sin embargo, paralelamente a su vida, siempre está presente alguien que le brinda ayuda, alguien que le ofrece el agua que solamente a él le es negada, este es Jesús de Nazareth.
Muchos años después, mientras es galeote y rema una galera junto a muchos esclavos más, conoce al cónsul romano Quintus Arrius, a quien le salva la vida en un combate marítimo y posteriormente se convierte en su padre adoptivo. Con su nuevo cargo de heredero y una gran sed de venganza contra Messala, por tenerlo cautivo durante mucho tiempo, así como también lejos de su familia, Judá Ben Hur decide regresar a Judea. Este lugar representa ahora todo lo opuesto a lo que era hace algunos años: es símbolo de la soledad, el sufrimiento y el pesar, pues también se entera de la supuesta muerte de su madre y su hermana, quienes en realidad huyen al valle de los leprosos para no ser vistas por Judá, esto con ayuda de Esther, una mujer a la que Ben Hur ama profundamente.
Después de perder en una carrera de caballos muy intensa y antes de morir, Messala le confiesa a Ben Hur dónde se encuentra su familia. Efectivamente, las halla en el lugar declarado por el moribundo Messala, pero ellas se niegan a recibirlo por vergüenza.
Nuevamente se le presenta Jesús, esta vez predicando en el monte; pero Judá se niega a acercarse. Paradójicamente, el destino vuelve a reunirlos cara a cara, a Jesús y a Ben Hur; pues el rostro del Mesías únicamente él lo tiene en su memoria, nunca es revelada al observador. El agua es ofrecida también ahora por uno de ellos; sin embargo, en esta oportunidad, no hay posibilidad de recibirla porque uno es conducido a una muerte segura y el otro, finalmente, puede desprenderse del odio y la venganza que lo consumen.
En conclusión, esta película revela la confluencia de dos vidas que caminan paralelamente. La primera está representada por Ben Hur, un hombre de carne y hueso que lucha por aquello que considera justo. Esta actitud es la que precisamente lo conduce hasta los límites del rencor y la venganza por todo aquello que le es arrebatado injustamente. Mientras que en el otro lado del sendero se encuentra también un hombre de carne y hueso, pero en quien, no obstante, la muerte permite avizorar la esperanza de transformación y vida eterna. Este es Jesús de Nazareth, alguien a quien no se le ve el rostro, pero que influye notablemente en la existencia de Ben Hur.
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