Diferencia de clases en la novela "Robinson Crusoe" de Daniel Defoe
- Jetma Vega
- 3 jul 2021
- 3 Min. de lectura
¿La literatura puede enseñarnos algo de la realidad? ¿Se puede obtener conocimiento de aquello que convencionalmente se conoce como ficción? Robinson Crusoe de Daniel Defoe es la novela que inicia una larga tradición de novelas de aventuras; no obstante, no deja de tener componentes reflexivos que dan cuenta de nuestro lugar en la sociedad y nuestra identificación como parte de clases sociales que coexisten y se complementan una a otra.

"Los estratos de la vida según mi padre". Si Robinson Crusoe se decidiera a escribir un texto acerca de la visión sobre el mundo y la felicidad que percibe su padre, no resultaría erróneo afirmar que este sería el título más pertinente que cabría colocarse a dicho texto. Como bien muestra la obra principal, que desarrolla la vida y las aventuras del protagonista Robinson Crusoe, así como sus más íntimos pensamientos y reflexiones sobre las diversas situaciones que le toca afrontar a lo largo de sus viajes, uno de los grandes ejes o temas que desarrolla es el de la felicidad.
Es a causa de este que en más de una ocasión se detiene a reflexionar si las acciones que está realizando o va a ejecutar son las adecuadas; obviamente, todo esto adquiere un valor aún más importante y relevante porque el autor de las preceptivas, el encargado de sembrar en él estas ideas es su padre, quien, aunque no se halla factualmente presente en la mayor parte de sus aventuras, ejerce una gran influencia y compromiso en el desenvolvimiento y desarrollo de sus acciones principales.
Una de las razones por las que se ha pretendido desarrollar esta característica presente en la obra, que, como ya se ha explicado en líneas precedentes, es el de la felicidad, que se justifica en la peculiaridad en que aparece: uno de los momentos clave de la obra, con el que, si Robinson Crusoe tomaba una decisión prudente y racional sobre el devenir de su destino, todo el hilo narrativo posterior hubiese variado considerablemente, conociendo, tal vez así, una faceta diferente del protagonista, quizás llevando una vida estable, al lado de sus padres, ejerciendo su profesión de abogado, etc., una suerte de variantes muy diversas que podríamos considerar si se hubiese dado ese caso.
Retomando lo que se venía diciendo, el padre de Robinson explica en un momento determinado un aspecto de la vida, por no decir tres aspectos de él, un tanto diferentes y jerarquizados, en el cual el primero de ellos se caracteriza por ser el más inferior, el que se encuentra por debajo, en el sentido de que se trata de uno de los extremos en el cual el ser humano vive una existencia pobre, de sufrimientos y carencias, que, por defecto, su padre considera no apta para él; asimismo, en el otro extremo de estos ubica la vida que su hijo ansía tener con todas sus fuerzas, esta es la que se encuentra llena de ambiciones y deseos excesivos, en el que, si bien en primera instancia se disfrutan las comodidades obtenidas, las ansias de querer tenerlo todo, a costa de cualquier esfuerzo y sacrificio, ocasionan indefectiblemente una vida llena de dolores e insatisfacciones, que tampoco considera apta para su hijo.
Finalmente, cree que la vida que está llevando en ese momento, previo a su partida, es el sinónimo perfecto para lo que él ubica en el justo medio de esos dos extremos, dos polos opuestos, que naturalmente son perjuiciosos y desencadenan en el sujeto una existencia infeliz; por defecto, e infiriendo esta afirmación, es evidente que la adecuación del tercer estrato de la vida tiene una relación necesaria y suficiente con la felicidad.
La consideración de que esta reflexión acerca de la vida en tres diferentes estratos es peculiar se debe primordialmente a que el pensamiento contemporáneo no es muy ajeno a esta concepción, lo cual se evidencia notablemente en las clases sociales a la que pertenecemos de diferentes maneras; así, tenemos la clase baja, en la que se encuentran las personas con problemas económicos y en situaciones lamentables, quienes no cuentan con los servicios básicos para satisfacer sus necesidades, también ubicamos a la clase media, en la que nos encontramos muchos de nosotros, con características muy parecidas al del estrato medio de la obra, quienes no tienen que preocuparse por la falta, ni los lujos materiales; por lo tanto, también encontramos en esta clasificación a la clase alta, conformada por personajes de poder, quienes en muchas ocasiones generan envidias y polémicas en los demás.
Así pues, si bien las condiciones y las situaciones son diferentes y, en cierta medida, estamos siendo anacrónicos, es posible afirmar que existe una identificación muy notoria entre los niveles o estratos, que, por voz del padre de Robinson, se nos hace notar en la obra con la caracterización de los diferentes niveles sociales en nuestro contexto actual.
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