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La injustica y la sangre: la muerte punitiva en el cuento «El silbido» de Rubén Sueldo Guevara

En 1960 Rubén Sueldo Guevara compendia un conjunto de relatos en el libro Los agrarios.

Entre los muchos cuentos allí escritos resalta la historia «El silbido». Texto cuyo tema principal es la inequidad social y el maltrato sobre la masa andina cuzqueña de la década de 1950.

Con la llegada de los españoles a la región sudamericana se inicia un proceso de transformación sobre espacio andino diseñado por los antiguos pobladores, esto debido a la ideología mercantilista de los nuevos habitantes, quienes buscaron obtener de la naturaleza la mayor producción posible para su comercialización y de este modo crear riqueza. Este accionar productivo resulto ser divergente con el modelo empleado por los residentes originales, quienes obtenían lo necesario para vivir y algunos excedentes que intercambiar con otras regiones o tributar con el imperio incaico.


Para mejorar administración del suelo y la mano de obra se crea una nueva estructura espacial: la hacienda. Tras la conformación del sistema virreinal esta se consolida como parte fundamental del régimen español ya que es el centro productivo por excelencia, que va a satisfacer las necesidades agrícolas y ganaderas de la región. Surgen nuevas relaciones de poder se darán entre los patrones (quienes podrían actuar paternalistamente y proteger a los trabajadores o ser un sujeto explotador que actúa draconianamente)

frente a la masa indígena (catalogados como mano de obra barata subordinada

o sujetos violentos).


Así, se perpetua una idiosincrasia sobre la masa andina que es

caracterizada o bien como un personaje subyugado por su destino o bien como

un ser irracional de praxis barbárica. Con la llegada del siglo XX inicia todo un

proceso de reivindicativo en el que se busca crear nuevas narrativas sobre la

vida del poblador andino. Tras el fin de la eclosión vanguardista surge la

corriente literaria del indigenismo. Los escritores de dicha etapa buscaran

colaborar con la reivindicación del hombre andino, así como también eliminar la

visión romántica que se asumía sobre los oriundos rurales.


De entre los múltiples autores que comparten dicho interés se halla el

cuzqueño Rubén Sueldo Guevara quien en 1953 escribirá en la revista Letras

Peruanas el cuento titulado «El silbido». Este relato cuenta la historia del joven

hacendado de Llauchi, Cosme infantas, quien tras acumular una serie de actos

injustos contra los pobladores rurales sufre un cruento final. Así el texto busca

retratar la cotidianeidad antagónica entre el patrón y el hombre andino ya que

se evidencia múltiples actos de maltrato para con estos últimos. Para situar al

lector en la posición del sujeto desfavorecido el cuento describe a Cosme

Infantas como un hombre que ostenta un gran poder, mas es incapaz de

moderarse por lo que arremete contra la población.


Su representación es la de un sujeto ebrio de poder que gusta de

grandes fiestas y que despilfarra su riqueza de forma adrede por considerar

legitimo una serie de derechos coloniales que lo sitúan en una posición

jerárquica superior ante la masa rural. Su accionar resulta déspota y clasista en

la interacción con los colonos que pueblan su hacienda. Esto lo observamos en

el trato hacía dos personajes: su mayordomo Damaso Avendaño y la joven

Damiana Tapara. Para el caso del primero, Cosme infantas exige que las

posesiones obtenidas por Damaso deben ser devueltas al patrón por

considerar que el trabajo realizado por el hombre andino no es equivalente con

la parcela de tierra que dispone para vivir.


De igual modo, en el caso de Damiana, el hacendado busca ultrajarla

tras saber que a retornado a su hogar. De acuerdo a su concepción tiene el

derecho legítimo sobre la disposición del cuerpo del otro por lo que emplearla

para satisfacerse es un acto convencional. Esto se reafirma cuando la familia

de Damiana no busca apoyo de las autoridades ya que esta interiorizado que el

amparo de la ley no es para gente paupérrima por lo que hacer que su hija

escape es la respuesta más adecuada ante las amenazas. Ante la negativa de

la disposición de la joven, Cosme destruye el hogar de los padres de Damiana

dejándola en desamparo sin posibilidad de retorno.


La violencia se transforma en el mecanismo convencional que emplea el

hacendado para ejercer control sobre la población. La mentalidad déspota de

Cosme lo direcciona para realizar actos que no pueden ser acallados por las

autoridades. Esto porque dentro del contexto cultural en el que se desarrolla la

obra las posesiones que dispone el sujeto hegemónico le consignan la potestad

de disponer de los cuerpos andinos sin represalia alguna. La consecuencia es

la configuración de un ser que evoca el terror en los otros y concibe que las

acciones de quienes ostentan poder no pude ser encaradas por lo que la

abyección y el silencio son las respuestas que se asumen como viables.


No obstante, el relato busca trastocar el sistema de poder al aplicar la

violencia como medio legítimo de justicia. En un determinado momento Cosme

infantas se halla en una situación vulnerable tras haber ingerido demasiado

alcohol y estar semi muerto. Los pobladores lo recogen y lo llevan hasta la

capilla donde, súbitamente, se levanta ante la sorpresa de la población. Al

acercarse a la salida es recibido por Damiana quien empuña la espada del

arcángel San Miguel con la que lo degüella en el acto. El personaje femenino

revindica su posición y el derecho popular tras aplicar sobre el hacendado la

ley del talión: ojo por ojo diente por diente.


De esta manera, el relato busca develar las múltiples acciones

despenalizadas y draconianas de los altos mandos en el poder representado

en la imagen del hacendado. Tras esto el pueblo que se mantiene subordinado

y que se asume en condición de mansedumbre buscara por otros medios

obtener justica. Como tal el relato de Rubén Sueldo busca enunciar las

dicotomías y contradicciones entre los sujetos hegemónicos y la masa abyecta.

De allí que el texto no solo transita en un retrato de las relaciones de poder

entre la población rural y sus patrones, sino también propone la ineludible lucha

de clases si es que no se llegan a hallar los mecanismos democráticos para

alcanzar la justicia social.

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