Sui generis: cuando la humanidad da un paso hacia la perfección
- Richard Mozo Pizarro
- 28 feb 2021
- 2 Min. de lectura
El humanismo occidental ha supuesto una de las principales señales de la modernidad, caracterizándola por hacer del sujeto humano el centro del mundo; y la razón, el foco principal de su ser y de su hacer; siendo la apuesta por el conocimiento el motor de desarrollo personal y colectivo con el que surgieron todas las ciencias. No obstante, una serie de paulatinas transformaciones históricas y sociales han ido mostrando los límites de ese humanismo eurocéntrico.

La llegada de la posmodernidad en el siglo XXI descentra al hombre de su entorno, al verse apabullado ante la nueva sociedad de la información, la ciencia, la cibernética, la biotecnología y la manipulación genética.
En el 2015, la autora peruana Alejandra P. Demarini, por medio del cuento «Sui generis», buscó problematizar la tensa relación entre el desarrollo científico y sus implicancias éticas. En el relato, se observa la interacción entre dos científicos (Morris y Magnusson), quienes están gozosos tras la creación in vitro de un homúnculo. Morris, el especialista que diseño el proyecto, devela que el nuevo humano, Ángel, es un ser que representa el pináculo de la
evolución humana, al no poder contraer elementos patógenos y acelerar su proceso de regeneración celular que le permite la obtención de una larga longevidad.
La algarabía inmediata del grupo de científicos se ve atenuada tras la irrupción abrupta de un cúmulo de personas que están disconformes con el modo en el que son tratados y las implicancias de la llegada de este homúnculo. El tumulto de gente logra ingresar a las instalaciones destruyendo todo a su paso. Magnusson se siente derrotado tras observar cómo sus investigaciones desapareceran irremediablemente, mas observa que Ángel
está a salvo y que ha logrado proteger la información, lo que provocó en él la
ilusión de que el proyecto podrá reiniciar y la humanidad alcanzará perpetuarse
en el tiempo.
De esta manera, el relato forma parte de una corriente de pensamiento conocido como el posthumanismo. Para este tipo de idiosincrasia, la antropotécnica, entendido como el procedimiento por medio del cual el hombre emplea diversas herramientas para (re)diseñarse así mismo, es el aparato metodológico correcto con el que se podrá lograr la anhelada mejora humana (human enhancement).
Este punto puede observarse, en el relato de Demarini, al explorar una dimensión distópica de la realidad; ya que da cuenta de que el hombre no ha podido sostener sus recursos medioambientales y se halla arrinconado por las múltiples enfermedades que lo agobian.
No obstante, el relato devela un final en el que, pese a la renuencia del homo sapiens sapiens por continuar su hegemonía en la tierra, la llegada de los homúnculos es inevitable. Por lo que el desenlace de la historia resulta amargo, ante la idea de que el fin de la humanidad es inminente. Así, el texto de Alejandra P. Demarini revela un aspecto aleccionador, al dar cuenta de la necesidad de la especie humana de repensar su contacto con la Tierra y el quehacer científico; ya que no hacerlo implicaría el proceso lógico y paradójico, de parte de la ciencia, de la erradicación de la especie humana como solución a su extinción.
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